En los últimos
años ha aumentado la preocupación acerca del rol que las golosinas juegan en la
alimentación infantil. Estudios recientes utilizan diferentes terminologías
para el concepto golosinas; ahora entenderemos por golosinas aquellos alimentos
industriales, nutricionalmente desbalanceados y con un alto contenido de
hidratos de carbono, grasas o sal. Algunos estudios incluyen golosinas y otro
tipo de ingredientes y alimentos bajo los conceptos de "densos en energía
y pobres en nutrientes" o "altos en calorías y de baja densidad de
nutrientes" o "alimentos que contribuyen a la ingesta
energética" .
La
asociación más potente de este concepto es con el placer, ya que como lo define
la Real Academia Española, golosina es un "manjar delicado, generalmente
dulce, que sirve más para el gusto que para el sustento", la que a su vez
define placer como "satisfacción, sensación agradable producida por la
realización o suscepción de algo que gusta o complace".
El placer asociado
con la comida tiene una larga historia; algunas de las actuales actitudes
morales y éticas hacia la comida provienen del pensamiento estoico de la
filosofía griega, quienes manifestaron preocupación por la idea de moderar la
conducta hacia la comida como muestra de autocontrol. Hasta hoy, el placer del
comer es visto como pecaminoso y autoindulgente. Muchos alimentos,
especialmente las golosinas, son incluso publicitados de esta forma; se
enfatizan los aspectos sensoriales, sociales y emocionales que dan placer al
consumir el producto.
Historia
de las golosinas
Los
suflitos, palomitas de maíz (cabritas), pretzels y otros productos
semejantes se introdujeron en Estados Unidos de América (EE.UU) y Europa a
fines del siglo XIX con recetas familiares para eventos especiales. A
principios del siglo XX, con la incorporación de maquinaria y la creación de
fábricas, se convirtieron en productos industriales, con un crecimiento notable
en la oferta y la demanda mundial.
A
mediados del siglo XX, empresas estadounidenses y de otros países
industrializados, convirtieron la comida en un elemento potente de
globalización, exportando al resto del mundo golosinas dulces o saladas y
bebidas gaseosas.
Impacto
de las golosinas en la salud, tendencias.
Es
aún discutido el impacto de las golosinas en la salud de niños y adolescentes.
Existen estudios que avalan la hipótesis de una relación entre el incremento en
el consumo de golosinas y colaciones y el incremento en la densidad total de
energía consumida, tanto en adultos como en niños. Se propone una conexión
entre los patrones de consumo de snacks, el incremento en la densidad de
energía de los alimentos consumidos y una alteración de la sensación de
saciedad, con un sobreconsumo pasivo de energía y un incremento en la obesidad.
Sin embargo, estudios como el de Bandini et al no logran establecer diferencias
en el consumo de golosinas entre grupos de obesos y no obesos.
En
los últimos 50 años, la tasa de consumo de bebidas gaseosas en Estados Unidos
ha aumentado en 500% per cápita, siendo la principal fuente de azúcar extra en
la dieta de adolescentes. Se ha demostrado que el consumo de bebidas en niños
está asociado con un aumento en la obesidad; se observa un reemplazo de la
leche en la dieta resultando en déficit de calcio y un aumento en las caries
dentales asociado también al consumo de snacks dulces. Existe una
hipótesis que plantea que el consumo de carbohidratos en forma líquida no
compensa la energía consumida produciendo un balance energético positivo. Se
hace imprescindible una educación que enseñe a comer más cereales, frutas y
verduras.
Los
países nórdicos han tenido éxito en la modificación de los hábitos de consumo
de su población a través de políticas públicas que han apuntado al incentivo
del consumo de alimentos saludables a través de subsidios o impuestos a
determinados productos, a políticas de fomento de la producción y venta de
estos alimentos y campañas de educación nutricional. En países industrializados
como EE.UU, Australia e Inglaterra se están discutiendo en la actualidad
normativas como restricciones a la publicidad sobre comida chatarra, impuestos
especiales a estos alimentos, o la prohibición de su venta en las escuelas.
10 datos sobre las chucherías
- Las golosinas aportan mucha energía, pero pocos nutrientes. Por eso, a veces se dice que son “calorías vacías”, es decir, que ayudan a aumentar de peso pero no a crecer. Por ello, es preferible elegir otros alimentos que el organismo de los pequeños necesita para crecer saludablemente.
- No aportan nutrientes esenciales. Su contenido proteico es pobre y lo mismo puede decirse del contenido en vitaminas o minerales que es prácticamente inexistente o poco significativo.
- Además, en las chucherías suelen emplearse sustancias añadidas que contribuyen a aumentar su atractivo (sabor, color…). Estos aditivos en ocasiones son de dudosa calidad y procedencia.
- Algunas chucherías presumen de su contenido en leche (barritas o dulces de chocolate con leche…) pero, aunque la contengan, muchas veces va acompañada de gran cantidad de grasa y azúcar.
- Las chucherías hacen disminuir el apetito a la hora de las comidas. Por ello son especialmente perjudiciales en los niños poco comientes.
- Las chucherías saladas tampoco son saludables. Los aperitivos salados son productos hechos generalmente a base de cereales, con cantidades variables de grasa y sal. Su composición nutricional suele incluir una pequeña cantidad de proteínas, alrededor de un 45% de hidratos de carbono y de un 50% de grasas, en algunos casos poco saludables.
- Como hemos señalado en la introducción, deben consumirse sólo de forma ocasional. Si acaso, se puede tratar de fijar un día especial, como las fiestas o cumpleaños, o elegir los fines de semana como momento en el que se permita comerlas. Aunque tampoco conviene que se utilicen como un premio.
- De acuerdo, vamos a comer golosinas. Pero no queremos acordarnos de ello pronto en el dentista… Hay que asegurarse de que los dientes se lavan también y especialmente después de comer golosinas, no sólo después de las comidas, pues su alto contenido en azúcar hace que constituyan un riesgo de caries. Y es que las chucherías contienen, en muchas ocasiones, azúcares simples. Estos azúcares son fermentados por las bacterias de la placa dental y contribuyen a la formación de caries.
- Es conveniente que los adultos limiten la cantidad de golosinas y aperitivos salados que se comen en su familia. Hay que acostumbrar a los niños a que no gasten el dinero en golosinas o no las acepten de desconocidos.
- Una regla de oro consiste en no tenerlas en casa que junto a la otra regla, la de dar ejemplo como padres, ayudará a que las chuches no sean vistas como algo habitual.
Conclusión
En este sentido es importante dar el impulso a acciones destinadas al apoyo de la producción, comercialización y publicidad de alimentos saludables, de manera que puedan competir con las golosinas. Son necesarias intervenciones educativas tempranas para informar a los padres acerca de las golosinas y colaciones y su composición nutritiva. También es importante discutir, por un lado, el rol de los medios de comunicación en los patrones alimentarios de la población, en especial el impacto que tienen en los niños y por otro lado la toma de conciencia de la influencia que tienen los niños en la decisión de compra y en el consumo familiar de estos productos.
Foto: http://infantil.linio.com.co/padres/cuidado-con-los-dulces-en-halloween/
http://www.scielo.cl/
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ufff pues yo mi chocolate diario.......no me lo puedo quitar
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