martes, 13 de mayo de 2014

TAPAS: Las golosinas en la alimentación infantil



En los últimos años ha aumentado la preocupación acerca del rol que las golosinas juegan en la alimentación infantil. Estudios recientes utilizan diferentes terminologías para el concepto golosinas; ahora entenderemos por golosinas aquellos alimentos industriales, nutricionalmente desbalanceados y con un alto contenido de hidratos de carbono, grasas o sal. Algunos estudios incluyen golosinas y otro tipo de ingredientes y alimentos bajo los conceptos de "densos en energía y pobres en nutrientes" o "altos en calorías y de baja densidad de nutrientes" o "alimentos que contribuyen a la ingesta energética" .


La asociación más potente de este concepto es con el placer, ya que como lo define la Real Academia Española, golosina es un "manjar delicado, generalmente dulce, que sirve más para el gusto que para el sustento", la que a su vez define placer como "satisfacción, sensación agradable producida por la realización o suscepción de algo que gusta o complace". 



El placer asociado con la comida tiene una larga historia; algunas de las actuales actitudes morales y éticas hacia la comida provienen del pensamiento estoico de la filosofía griega, quienes manifestaron preocupación por la idea de moderar la conducta hacia la comida como muestra de autocontrol. Hasta hoy, el placer del comer es visto como pecaminoso y autoindulgente. Muchos alimentos, especialmente las golosinas, son incluso publicitados de esta forma; se enfatizan los aspectos sensoriales, sociales y emocionales que dan placer al consumir el producto. 


Historia de las golosinas 
 

Los suflitos, palomitas de maíz (cabritas), pretzels y otros productos semejantes se introdujeron en Estados Unidos de América (EE.UU) y Europa a fines del siglo XIX con recetas familiares para eventos especiales. A principios del siglo XX, con la incorporación de maquinaria y la creación de fábricas, se convirtieron en productos industriales, con un crecimiento notable en la oferta y la demanda mundial.

A mediados del siglo XX, empresas estadounidenses y de otros países industrializados, convirtieron la comida en un elemento potente de globalización, exportando al resto del mundo golosinas dulces o saladas y bebidas gaseosas. 


Impacto de las golosinas en la salud, tendencias.


Es aún discutido el impacto de las golosinas en la salud de niños y adolescentes. Existen estudios que avalan la hipótesis de una relación entre el incremento en el consumo de golosinas y colaciones y el incremento en la densidad total de energía consumida, tanto en adultos como en niños. Se propone una conexión entre los patrones de consumo de snacks, el incremento en la densidad de energía de los alimentos consumidos y una alteración de la sensación de saciedad, con un sobreconsumo pasivo de energía y un incremento en la obesidad. Sin embargo, estudios como el de Bandini et al no logran establecer diferencias en el consumo de golosinas entre grupos de obesos y no obesos.

En los últimos 50 años, la tasa de consumo de bebidas gaseosas en Estados Unidos ha aumentado en 500% per cápita, siendo la principal fuente de azúcar extra en la dieta de adolescentes. Se ha demostrado que el consumo de bebidas en niños está asociado con un aumento en la obesidad; se observa un reemplazo de la leche en la dieta resultando en déficit de calcio y un aumento en las caries dentales asociado también al consumo de snacks dulces. Existe una hipótesis que plantea que el consumo de carbohidratos en forma líquida no compensa la energía consumida produciendo un balance energético positivo. Se hace imprescindible una educación que enseñe a comer más cereales, frutas y verduras.

Los países nórdicos han tenido éxito en la modificación de los hábitos de consumo de su población a través de políticas públicas que han apuntado al incentivo del consumo de alimentos saludables a través de subsidios o impuestos a determinados productos, a políticas de fomento de la producción y venta de estos alimentos y campañas de educación nutricional. En países industrializados como EE.UU, Australia e Inglaterra se están discutiendo en la actualidad normativas como restricciones a la publicidad sobre comida chatarra, impuestos especiales a estos alimentos, o la prohibición de su venta en las escuelas.






10 datos sobre las chucherías


  • Las golosinas aportan mucha energía, pero pocos nutrientes. Por eso, a veces se dice que son “calorías vacías”, es decir, que ayudan a aumentar de peso pero no a crecer. Por ello, es preferible elegir otros alimentos que el organismo de los pequeños necesita para crecer saludablemente.
  • No aportan nutrientes esenciales. Su contenido proteico es pobre y lo mismo puede decirse del contenido en vitaminas o minerales que es prácticamente inexistente o poco significativo.
  • Además, en las chucherías suelen emplearse sustancias añadidas que contribuyen a aumentar su atractivo (sabor, color…). Estos aditivos en ocasiones son de dudosa calidad y procedencia.
  • Algunas chucherías presumen de su contenido en leche (barritas o dulces de chocolate con leche…) pero, aunque la contengan, muchas veces va acompañada de gran cantidad de grasa y azúcar.
  • Las chucherías hacen disminuir el apetito a la hora de las comidas. Por ello son especialmente perjudiciales en los niños poco comientes.
  • Las chucherías saladas tampoco son saludables. Los aperitivos salados son productos hechos generalmente a base de cereales, con cantidades variables de grasa y sal. Su composición nutricional suele incluir una pequeña cantidad de proteínas, alrededor de un 45% de hidratos de carbono y de un 50% de grasas, en algunos casos poco saludables.
  • Como hemos señalado en la introducción, deben consumirse sólo de forma ocasional. Si acaso, se puede tratar de fijar un día especial, como las fiestas o cumpleaños, o elegir los fines de semana como momento en el que se permita comerlas. Aunque tampoco conviene que se utilicen como un premio.
  • De acuerdo, vamos a comer golosinas. Pero no queremos acordarnos de ello pronto en el dentista… Hay que asegurarse de que los dientes se lavan también y especialmente después de comer golosinas, no sólo después de las comidas, pues su alto contenido en azúcar hace que constituyan un riesgo de caries. Y es que las chucherías contienen, en muchas ocasiones, azúcares simples. Estos azúcares son fermentados por las bacterias de la placa dental y contribuyen a la formación de caries.
  • Es conveniente que los adultos limiten la cantidad de golosinas y aperitivos salados que se comen en su familia. Hay que acostumbrar a los niños a que no gasten el dinero en golosinas o no las acepten de desconocidos.
  • Una regla de oro consiste en no tenerlas en casa que junto a la otra regla, la de dar ejemplo como padres, ayudará a que las chuches no sean vistas como algo habitual.  


Conclusión

En este sentido es importante dar el impulso a acciones destinadas al apoyo de la producción, comercialización y publicidad de alimentos saludables, de manera que puedan competir con las golosinas. Son necesarias intervenciones educativas tempranas para informar a los padres acerca de las golosinas y colaciones y su composición nutritiva. También es importante discutir, por un lado, el rol de los medios de comunicación en los patrones alimentarios de la población, en especial el impacto que tienen en los niños y por otro lado la toma de conciencia de la influencia que tienen los niños en la decisión de compra y en el consumo familiar de estos productos.

 Foto: http://infantil.linio.com.co/padres/cuidado-con-los-dulces-en-halloween/ 
          http://www.scielo.cl/

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1 comentario:

  1. ufff pues yo mi chocolate diario.......no me lo puedo quitar

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